sábado, 9 de septiembre de 2017

Vivir, llegar, y besar

Nunca des por hecho que mañana saldrá el sol.
Nunca un te quiero es repetitivo.
Nunca un gracias está de más.
Tampoco un lo siento.
Caerse es necesario (pero no le cojas el gusto).
Levantarse, la única opción.
Nunca olvides quién siempre estuvo... y acepta a quien decidió irse.
No busques culpables porque te anclarán al pasado.
Tampoco te culpes. Aprende.
Los problemas no te pasan a ti, sino para ti. Así que la pregunta no es porqué, sino para qué.
Reconocer el problema es el primer paso. Decidir, la solución.
Y si pierdes, no pierdas la lección.
Porque si estás huyendo de algo que te da miedo... acabas de descubrir por dónde empezar.
Decide.
Actúa.
Y serás libre.




Y habrá alguien que no se aburrirá de todas las cosas que te gustan. Que no se cansará de ver cientos de veces tu película favorita. Que no se aburrirá de cantar contigo esa canción que tanto te encanta. Que no se cansará de cogerte de la mano, de mirarte a los ojos, de abrazarte enfrente de un montón de gente. Llegará alguien que no se aburrirá estando contigo, porque le parecerás la persona más fascinante del planeta. Y tú le llegarás a ella.



Si tienes momentos difíciles, recuerda que los diamantes se forman bajo presión.


Tranquilo, lo tengo todo perfectamente descontrolado.


La vida te va enseñando quién sí, quien no, y quién nunca.



Siempre tuve la dificultad de saber, al besar, cuando los labios han de separarse de los otros, hasta que te conocí. Entonces caí en la cuenta de que en realidad, cada segundo que los míos permanezcan sin rozar los tuyos, es una imperdonable pérdida de tiempo.


Hay personas que sólo se alejan o se van físicamente. Pero dejan parte de su corazón con nosotros.
Personas que siempre tendremos la sensación de no haber disfrutado lo suficiente de su compañía.
Son las personas que dejan huella en nuestro camino.


A una persona se la conoce por cómo te trata cuando ya no te necesita.

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