Anteayer hablaba de los retrasos de los aviones mientras esperaba para embarcar en Alvedro (gracias a lo cual me dedique a crear este blog), y hoy tengo que decir que el viaje de vuelta desde Madrid ha sido de lo mas puntual: embarque a su justa hora, salida en su preciso momento, y llegada inmejorable.
Todo con el condimento de no llevar maletas facturadas, que iba un tercio del avión ocupado (por lo que los a veces tan incómodos asientos parecían sofás de casa), y por el sol que durante todo el viaje nos acompañó, a todas las alturas.
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