Como inicio de mi reflexión, tengo que decir que no soy funcionario. Me dedico al periodismo como profesión y no estoy en situación de excedencia de ningún ministerio, pero me parece indigno lo que 'algunos', y lo digo en tono despectivo, están haciendo en contra de una profesión como la de funcionario, aprovechando la propaganda de ZP, para crear ese escenario necesario que le permita bajarlos el sueldo sin adhesiones populares, ni solidaridad. Una buena fórmula para no perder votos, que es lo que realmente le interesa.
Funcionario no se es por casualidad, como trabajador del Corte Inglés, de Philips, de Seat o de MoviStar. No. Trabajar en estas empresa, puede ser el resultado de una coincidencia o de una oportunidad. El trabajador funcionario, como los jueces, los médicos de la SS, Inspectores de Sanidad, de Hacienda, policías o bomberos, lo elije, espera a que se convoquen las plazas, las prepara en largas jornadas de estudios durante 2, 3, 4……o vaya vd. a saber cuantos años, y finalmente se enfrenta a unos exámenes duros, donde lo haya y en competencia con unos cuantos miles de candidatos. No es, por tanto, un trabajo casual. Es elegido y, por cierto, los españoles que quieran, ahí tienen las oposiciones. No es preciso envidiar a nadie, todos podemos ser funcionarios.
Esos que tanto gritan en contra de quienes mueven la administración, y a quienes debemos agradecer los progresos demostrados en los últimos años y el nivel de engrase en que la mantienen y consiguen que funcione, a pesar de algunos gobiernos, alcaldes, responsables de comunidades autónomas y políticos en general, no chillaban, hace unos años, cuando empresarios; pequeños, medianos y grandes, mantenían ingresos que se incrementaban hasta en un 20% cada año; estudios de arquitectos que no podían atender tantas peticiones como llegaban a sus despachos; vendedores de distintos sectores, que invertían en apartamentos en las playas; autónomos atentos a las bolsas, donde metían esos dineros extras que llegaban a sus cuentas, y todo gracias al momento económico que vivíamos. Un momento de alegrías de las que los funcionarios no han disfrutado, y que este Presidente del Gobierno se ha encargado de situar tan cerca del precipicio que es preciso rebajar el sueldo a unos trabajadores, como son los de la administración. Y todo, porque el responsable de proteger sus intereses, como empresario que es el Estado, se lo ha gastado en subvenciones, más o menos necesarias. Un Presidente que siendo candidato negó las necesidades que se avecinaban y no dudó en regalar aquellos 400 Euros, que le ayudaron a ganar unas elecciones y que, visto lo visto, se los estaba quitando al sagrado sueldo de unos cuantos miles de trabajadores contribuyentes. ¿Qué pasaría si lo hubiese hecho el Corte Inglés y no pudiera pagar a sus trabajadores? o ¿Sony?, o fuesen los empleados del Banco Santander los que tuvieran que aceptar, como trágala, un descenso de los sueldos.
Recordemos que mientras la economía se mantuvo en aquellos niveles que tuvimos y que ahora han dilapidado, para los funcionarios, no hubo incrementos del 10%, ni del 7, ni siquiera de ese 5 de media, que ahora les quitan. Si hubo quien lo ganó, pero no los funcionarios. ¿por qué alguno de esos que tanto jalean la medida no devuelven algo de lo mucho que han ganado?. Se trata de solidaridad ¿no?. Pues eso afecta a todos.
Y lo dicho: si alguien quiere ser funcionario, por los altos sueldos que ganan, no tiene más que apuntarse y estudiar las oposiciones, pero, creo, que muchos de los chillones de ahora, no podrían aprobar jamás esos exámenes. Quizá esa es la cuestión.
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