De repente ella, que estaba medio dormida, sintió que él la acariciaba...
Primero fueron caricias tímidas, periféricas, como si tuviera pudor...
Luego las caricias fueron subiendo de tono. Cada vez más, por todo el cuerpo, sus manos la recorrían de arriba abajo como hacía... ni lo recuerda bien, pero supone que tres años por lo menos...
Sensaciones que creía olvidadas volvían...
Su cerebro recordaba y ayudaba...
Las caricias se amontonaban y repetían, él la levantaba, la daba vuelta, ahora era un torbellino de sensaciones indescriptibles...
De repente... Nada... Nada de nada!!!
- ¿Qué pasó? -preguntó ella- Sigue, por favor... quiero más!!!
- Shhhh -la calmó él-, ya está...
- ¿¿¿Cómo ya está???!!!
- Ya está, ya encontré el mando a distancia, sigue durmiendo.
Este cuento puede tener todos los finales que los lectores (o los que por casualidad del título de la entrada hayan caído por el blog) se imaginen, no necesariamente el del chiste, porque es un chiste, nada que ver con la realidad.
Saludos amigos. Especialmente a Florentino E. A. de nuevo.
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