Un marino muere en la mar dejando como parte de la herencia un loro, su mujer sorprendida, decide quedárselo por ser un recuerdo del marido, a pesar de ser un bicho mal hablado.
Después de varios meses intentando que el loro deje sus modales marineros, y ante la visita de unas amigas por la tarde, decide darle un ultimátum; "Esta tarde si dices cualquier taco acabarás de cena para el gato". El loro se queda pensativo y piensa que es mejor contentar a la mujer, que al gato.
La llegada de las amigas es recibida con indiferencia por el loro, a pesar de que una señorona cargada de joyas, muy peripuesta y perfumada se sienta junto a él. La tarde se va alargando, el tono se va alzando y el salón se va llenando de humo mientras todas cotillean, juegan a cartas y ríen.
Finalmente el loro no puede resistir y grita:
"Fulanas zarpamos a las nueve"
La mujer que está junto a él se levanta indignada y se encamina hacia la puerta, mientras que un silencio cortante invade el salón, cuando el loro se gira hacia la puerta y vuelve a gritar:
"¿A dónde vas guarra??, que todavía no son las nueve!!"
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