sábado, 7 de octubre de 2017

La paciencia empieza en la cola del súper

Por Emma Pardo


"El otro día lloré. ¿Quieres saber por qué lloraba? Eso no te lo puedo decir... bueno, vale, si insistes... ¿Sabes qué pasa? Que a veces lloramos sin razón aparente, así es el ser humano. Complicado. Porque seamos sinceros, somos complicados de narices. 


Yo lloraba porque me pesaban muchas cosas, a parte de la bolsa de la compra. Hay días que me pesa la soledad, que no el estar sola, diferenciémoslos de una vez. Hay días que me pesa lo que se espera de mí, hay días que me pesa no saber si seré capaz de cumplir mis metas, mis objetivos, mis sueños; hay días que me pesa el frío de las noches, hay días que me pesan los problemas de la gente que me rodea, hay días que me pesan los míos propios, hay días que me pesan la fruta en el super. Te has reído, lo sé. Porque a la vida también hay que ponerle algo de humor ¿no? Sino qué sería de nosotros... siempre tristes, con estrés, agobios, facturas, problemas económicos... 


El estrés es horrible, ¿lo has sentido? Seguro que sí, es la nueva “enfermedad” de este siglo, está a la orden del día. ¿Por qué? Pues porque vivimos muy rápido, lo queremos todo ya, al momento. Antes teníamos que ser pacientes, esperábamos a que en la radio saliese nuestra canción favorita, insertábamos el casete y rezábamos para que el locutor no hablase antes de que se terminara la canción, ahora ponemos el grito en el cielo cuando algo se cuelga y tardamos más de dos minutos en completar las cosas. O cuando esperabas a que esa persona te contestase una carta, o un papelito que le habías dejado en su pupitre dentro del estuche con una pregunta: ¿quieres salir conmigo? Si o No. Redondea. Cómo me río al pensar en aquello. 


La paciencia es una virtud, no lo olvides."

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