A un hombre de unos 70 años le está entrevistando un periodista en plena calle.
El hombre entrevistado se expresa del siguiente modo:
Soy hijo de exiliados.
Hasta los 27 años y poco antes de la transición no pude volver a España por culpa de Franco.
A mi padre, pobrecito, no sabíamos ni dónde enterrarlo.
Mi madre estuvo muchos años en silla de ruedas.
Ahora tengo 70 años.
Hace meses me sacaron el 30 % de un pulmón.
Mi mujer es inmigrante.
Tengo tres hijos con ella.
De los tres sólo trabaja una, la del medio,... pero no cobra nada.
Todos, incluidos los nietos, viven de mi asignación.
La mayor se acaba de divorciar.
Mi yerno se daba a las drogas y al alcohol y la ha dejado con dos niños.
El pequeño de mis hijos aún no se ha ido de casa y además se ha casado con una divorciada y la ha traído a vivir con nosotros.
Esa señora antes trabajaba, tenía mu buen puesto, pero desde que vino a mi casa ya no hace nada.
Ahora tienen dos niñas que también viven bajo nuestro techo.
Y para colmo este año, con lo de la crisis, casi no nos hemos podido ir de vacaciones y si me apuras... ni he podido celebrar que España ha ganado el Mundial.
El periodista pone los ojos muy redondos y comenta:
Majestad, no creo que su situación sea tan mala.
La gente que todavía trabaja me pregunta a menudo qué hago cada día, ahora que estoy jubilado...
ResponderEliminarPues bien, por ejemplo, el otro día fui al centro y entré en una tienda a recoger una cosa, sin tardar en la gestión ni cinco minutos.
Cuando salí, un policía municipal estaba rellenando una denuncia por estacionamiento prohibido.
Rápidamente me acerqué a él y le dije:
-¡Venga hombre, que no he tardado ni cinco minutos...! Haría usted bien si hiciera un pequeño gesto para con los jubilados...
Me ignoró olímpicamente y continuó cumplimentando la denuncia.
La verdad es que me pasé un poco y le dije que no tenía vergüenza. Me miró fríamente y empezó a rellenar otra denuncia, alegando que, además, el coche llevaba los neumáticos en mal estado.
Entonces levanté la voz para decirle que me había percatado de que estaba tratando con el rey de los tontos del culo, que cómo le habían dejado entrar en la Academia de Policía....Él acabó con la segunda denuncia, la colocó debajo del limpiaparabrisas, y empezó con una tercera.
No me achiqué y estuve durante más de 20 minutos llamándole de todo. Él, a cada insulto respondía con una nueva denuncia.
¡Suerte que había ido en autobús y el coche no era mío!
Desde mi jubilación, ensayo cada día cómo divertirme un poco. Es importante a mi edad.
PD.- Lo malo es si te dicen aquello de : "Identifíquese..."