lunes, 13 de febrero de 2012

Una rubia en el casino, y un ciego...

Una atractiva rubia de Irlanda, llegó al casino.
Parecía estar algo borracha y apostó 20.000 Euros en una sola jugada a los dados.
En eso dijo:
- Espero no se molesten, pero siento que tengo más suerte si estoy completamente desnuda...
Así que se sacó toda la ropa, tiró los dados y gritaba:
- ¡Vamos! ¡vamos! ¡Que mami necesita ropa nueva!
Cuando el dado se detuvo, empezó a dar saltos y gritó:
- ¡Si! ¡si! ¡gané!
Abrazó a los empleados, a cada uno de los jugadores, levantó sus ganancias, su ropa y partió rápidamente. Todos se miraron boquiabiertos. Finalmente uno de los empleados preguntó:
- ¿Qué número salió?
El otro contestó:
- No sé, ¡pensé que tú estabas mirando!

LA MORALEJA DE LA HISTORIA

No todos los irlandeses son borrachos.
No todas las rubias son tontas.
Pero... todos los hombres son igualitos



Un hombre ciego entra en un bar de lesbianas por equivocación.
Se las apaña para llegar hasta la barra y pide una copa, y tras estar un rato sentado en el taburete le grita al camarero:
- Eh, tú, ¿te gustaría oír un buen chiste de rubias tontas?
Inmediatamente se hace un silencio total en el bar y con una grave, profunda y áspera voz, la mujer que esta sentada junto al le dice:
- Antes de que cuente ese chiste, señor, y en atención a su minusvalía física que le impide ver, creo que lo justo es que le advierta de cinco cosillas:
1. Que la camarera es rubia,
2. que el portero del bar es una mujer rubia,
3. que yo mido un metro ochenta, peso 80 kilos, soy cinturón negro de karate y tengo el pelo rubio,
4. que la mujer que esta conmigo es policía y es rubia,
5. y que la dama que esta sentada al otro lado de usted es desguazadora y también es rubia.
Y ahora que sabe eso, piénselo cuidadosamente: De verdad ¿todavía quiere contar ese chiste?
El ciego piensa durante un par de segundos, menea la cabeza y contesta:
- Naaa... Pues no lo cuento... ... Paso de tener que explicarlo cinco veces!

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