viernes, 9 de mayo de 2014

Cosas todavía más simples

El sonido de una ola al chocar con las rocas, o contra el casco del barco cuando estás en proa viendo como aparta la mar, el sonido de un grillo, en la aldea, o a bordo; un beso, un abrazo, gritos de alegría, un niño que juega en el parque, o un lloro de tu peque porque se ha lastimado y busca tus mimos...; el sonido de la puerta al entrar en casa, o el del choque de las llaves en el mueble de la entrada, el ruido de la tiza cuando terminas de escribir en el encerado; saltar, correr, comer pipas (hasta altas horas en el puerto con los amigos), ver una buena película, llegar a casa y tirar los zapatos en cualquier parte, comer tan rápido que en 3 minutos estás en el postre, reír hasta que te duela la barriga, comer turrón sin importar que no sea navidad; sonreír con cualquier canción, tener la noche de la risa y tu madre la zapatilla en la mano, revivir días en sueños, ver nevar, o escuchar la lluvia y el viento como ruge en la ventana mientras estás tapado hasta las orejas, calentito; el olor del arroz con leche al llegar a casa de la abuela, comer cuando ya no tienes hambre, el sonido del lápiz al partirse la punta, el sonido de la risa en la boca de mi madre, descubrir que los perros también sueñan, morir de tanto querer, tardes de sandwiches de nocilla, o tostadas de mantequilla y mermelada con pan duro, o pan quemado con aceite y azúcar; miradas que dicen todo, el sonido de los pasos que se alejan, las despedidas durante 3h horas que parecen eternas, el penúltimo café del aeropuerto...; esperar en la cola del súper hablando con tu madre, o sentarte en el parque a solas, mirarte en el espejo y sentirte guapa o guapo, sentarme junto al mar y olerlo, las fotos, crecer, las broncas de mis padres, los chistes, ducharse a la 1:43 de la mañana pensando que son las 7:34, las noches frías, tener las palabras adecuadas en el momento justo, olvidarme de aniversarios, cumpleaños y otras cosas, o felicitar una semana antes; ver como llega Papá Noel disfrazado, cantar las 40, y 20, y las diez de últimas, hacer una escoba y gritar Chinchón!; escuchar ruidos en la habitación de al lado, o los 50 golpes que tu abuelo le daba al pulpo contra el suelo...; la primavera, los paseos por la playa, la música alta mientras te duchas, cantar, las tardes amargas que cualquier amigo te endulza, los churros con chocolate (me encantan jajaja), las canciones que te hacen llorar, o las que te recuerdan a cuando tenías 15 años y estabas con los amigos en la playa, y las que cantas a gritos con tus hijos; sentarte en el sillón toda una tarde sin hacer nada y ser feliz, comer demasiado helado, ver 12 capitulos de una serie que ya has visto entera, el hormigueo que te recorre cuando piensas en aquel beso, cantar hasta que te duela la garganta, correr como si se te fuera la vida en ello, mover las orejas simplemente estirando la cara, empezar a pelotear en la pista de tenis, montar a caballo o en bicicleta, patinar...

Cosas que no dicen nada y que son todo. Cosas que echarás de menos algún día.

Gracias vida por tus armas, voy a aprender a usarlas bien.

1 comentario:

  1. La verdad es que la vida es mucho, aunque siempre nos parecerá poco. un abrazo

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