sábado, 2 de abril de 2011

Trabajar en la fábrica (despido improcedente)

Un hombre que trabajaba en una fábrica de enlatados le confesó a su mujer que estaba poseído por una terrible obsesión: Introducir su pene en la cortadora de pepinos. Espantada, la esposa le sugirió que consultara con un psicólogo. El marido prometió que lo pensaría, pero todos los días le repetía a su esposa la misma historia, hasta que ella, harta, un día le dijo:
- ¡Pues mételo y no me fastidies más!... Es tu problema.
Días después, el marido llegó cabizbajo, pálido y profundamente abatido.
- ¿Qué pasó, querido? - Le preguntó la mujer.
- ¿Te acuerdas de mi obsesión por meter el pene en la cortadora de pepinos?
- ¡Oh, no! -Gritó la mujer- ¡Dime que no lo hiciste!
- ¡Sí, si lo hice, lo hice !...
- ¡Oh, por Dios!, Y... ¿Qué pasó?...
- ¡Me despidieron! -respondió el marido-.
- Pero... y... eh... ¿Qué pasó con la cortadora de pepinos? ¿te hizo daño?...
- ¡No, no... también a ella la despidieron!

(gracias otra vez Gonzalo)

1 comentario:

  1. Una pareja de recién casados va a pasar la luna de miel a Pakistán.
    Allí, mientras pasean por el mercado, oyen a un vendedor de Sandalias que parece escapado de las Mil y una Noches.
    - Bengan, baisanos, bengan a mi humilde diendita, aquí bodrán combrar algo fabuloso -los incita.
    El joven matrimonio entra y allí el vendedor les muestra un par de sandalias a las que les atribuye poder mágico.
    -'Con ellas, bodrán hacer el amor salvajiemente, como gamellos enfurecidos' les dice.
    La mujer se tienta por el comentario del vendedor, pero el hombre, atlético y viril, dice que no las necesita.
    -'Bruébalas, baisano, no te arrebentirás'- insiste el vendedor.
    Como su mujer esta cada vez más interesada, el hombre termina por acceder (como le ocurre a todos los hombres).
    Y de repente...apenas se las ha calzado.......,
    ¡¡una mirada feroz se dibuja en su rostro!!..
    ¡¡unas ansias incontenibles!!...
    ¡una furia que su esposa jamás había visto!.
    Veloz como una fiera en celo, el joven marido agarra al vendedor paquistaní por las nalgas, le baja los pantalones y se arroja sobre él para violarlo.
    -'¡¡¡Bará, bará, bará, gabrón!!!'- grita desesperado el vendedor con lágrimas en los ojos:
    -'¡¡Te las busiste al revés, hijo de buta, te las busiste al revés!!!

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