“La
gente vive alrededor del amor. Se mata por amor. Se muere por amor. Hay
infinidad de canciones, poemas, novelas, esculturas, pinturas, mitos, leyendas
alrededor del romance. El amor impulsa uno de los más poderosos sistemas
cerebrales de la tierra, tanto para generar gran alegría, como para provocar
inmenso dolor.”
Helen
Fisher.
La
experiencia del amor (la exaltación, los cambios de ánimo, el insomnio, los
celos y la obsesión) no entiende de tiempo, ni de espacio ni de género. Hasta
hace poco, nuestra manera de entender el amor estuvo dada en gran medida por la
inspiración de los poetas, las anécdotas de flechazos amorosos, las
observaciones de los psicólogos y las reflexiones de trovadores con el corazón
partido. La antropóloga Helen Fisher viene trabajando en torno a este
apasionado tema durante casi veinte años y nos ofrece una visión renovada del
fenómeno universal del amor romántico basada en un estudio científico muy
interesante. Junto a un selecto equipo de investigadores en diversos campos,
consiguió demostrar aquello que los psicólogos ya sospechaban: cuando uno se
enamora, se “prenden” unas áreas concretas en nuestro cerebro y hay cambios
tanto en el flujo sanguíneo como en la actividad cerebral. A partir de estos y
otros datos, Helen Fisher ha llegado a la conclusión de que nuestra llamada
pasión romántica está, en realidad estrechamente ligada a nuestra función del
cerebro.
El
amor se relaciona con un instinto tan intenso y poderoso como el hambre. Una
pasión ancestral sumergida en un caótico mundo moderno.
A
continuación publicamos apartes de una entrevista a Helen Fisher en torno a la
naturaleza y química del amor romántico:
¿Existe
alguna clave desconocida que nos lleve a enamorarnos de alguien?
Son
importantes el tiempo y los elementos culturales. Tienes que estar listo para
poder enamorarte en ese momento, y también cuentan las experiencias de la infancia.
Según crecemos elaboramos un perfil inconsciente de lo que vamos a buscar a
base de la experiencia de nuestros padres, del colegio, de nuestros amigos, de
lo que vemos en la tele… Y cuando estás en el momento adecuado y encuentras a
la persona que encaja en ese perfil, los circuitos cerebrales pueden ponerse en
funcionamiento y se desencadenan las reacciones químicas. Pero la decisión de
elegir una persona quizá se basa en elementos culturales: la belleza y la
juventud mueven a los hombres, y a las mujeres les impresiona la riqueza y la
buena posición. Y si a ellos el amor les entra por los ojos, las mujeres son
más sensibles a la palabra y los detalles. La forma en que nos sentimos al
enamorarnos funciona con la química de los circuitos cerebrales.
Helen
puso carteles por la Universidad Rutgers, en New Jersey: “¿Acabas de enamorarte
locamente?” Con 839 voluntarios de variadas edades, razas y condiciones que
pasaron por la resonancia magnética nuclear demostró que el amor es universal y
apenas se diferencia de unos a otros.
- ¿Cuando ha explorado el cerebro enamorado qué ha encontrado ahí dentro?
- Ésa es la parte más novedosa de mi trabajo, aquella en la que hemos explorado
las zonas y sustancias implicadas en el amor romántico. Cuando vi por primera
vez las imágenes del cerebro enamorado con las regiones activas iluminadas de
amarillo brillante y naranja sentí una admiración sobrecogedora. He visto la
actividad del flujo sanguíneo en esas áreas y comprobado las sustancias
químicas. Hay dos regiones muy activas: el núcleo caudado, una primitiva región
en forma de C descubierta hace poco y relacionada con el sistema de recompensa
del cerebro, la excitación sexual, las sensaciones de placer y la motivación
para lograr recompensas. La otra es el área tegmental ventral, ATV, la veta
madre de las células que producen dopamina.
- Dopamina,
norepinefrina, serotonina… son las sustancias que ha detectado. ¿Somos una
fábrica de drogas naturales cuando nos enamoramos?
- Creo que esa locura la producen los niveles altos de dopamina y norepinefrina,
y un nivel bajo de serotonina. La dopamina en grandes cantidades, además de
aumentar el nivel de testosterona – la hormona del deseo sexual-, está asociada
con una gran capacidad de concentración, euforia y dependencia, que son
síntomas de adicción. El entusiasmo desmedido del enamorado lo producen las
sustancias que fabrica su cerebro: el alto nivel de norepinefrina, que produce
euforia y pérdida del apetito; el bajo nivel de serotonina tiene que ver con la
obsesión de estar con el amado.
- Usted
distingue entre atracción sexual, amor romántico y cariño, cada uno con su
circuito cerebral. Y dijo que el amor dura 4 años. ¿Sigue creyendo que tiene
esa fecha de caducidad?
- Después de conocer tantas culturas y tribus vi que las mujeres de todo el
mundo tendían a tener niños cada cuatro años, el plazo más habitual del
divorcio, tras el matrimonio; y que en otras especies que forman vínculos entre
iguales, padres e hijos están juntos al menos el tiempo para criar a la prole.
Así elaboré la teoría del ciclo reproductor de 4 años. El índice de divorcios
crece mucho, según la mujer es más independiente económicamente, pero ese
patrón no cambia.
El
animal humano quizá fue creado para tener una serie de relaciones sucesivas,
aunque no todos se separan. Hay matrimonios que duran toda una vida, como más
del 50 por 100 de los de EE UU. Parece que tenemos muchos modelos reproductivos
diferentes. El cerebro es un órgano muy flexible, y diferentes personas manejan
esos sistemas cerebrales de forma distinta; unas forman un matrimonio para
siempre y otras sienten gran cariño por su pareja, pero al tiempo pueden
enamorarse de otro.
- ¿Es
posible identificar de qué tipo es alguien al conocerle?
- Ése es el problema; ni siquiera puedes saber en qué patrón vas a encajar tú
hoy.
Supongo
que por eso hemos desarrollado el lenguaje, y el lenguaje de signos, para
mostrar nuestras intenciones.
- ¿Cómo
encaja aquí la figura del latin lover, el don Juan?
- Está por todas partes, en Nueva York y entre los esquimales. A los
estadounidenses no nos gusta la infidelidad, pero algunas culturas
mediterráneas pasan por alto este pequeño detalle y son muy permisivas con los
hombres.
- También
ha demostrado que los animales se enamoran.
- En más de 100 especies, desde elefantes a roedores, vi que eligen pareja y
sienten un amor romántico primitivo: no comen, apenas beben… Darwin fue de los
pocos que lo reconoció.
- ¿Qué
sociedades le han enseñado más ?
- Los bosquimanos kung, una tribu de cazadores con arco y recolectores del
desierto de Kalahari que vive como hace millones de años, y en concreto una
mujer llamada Nisa, cuya vida amorosa es prácticamente como la nuestra.
- ¿Tiene
futuro el matrimonio?
- Hay dos tipos de matrimonio: el tradicional y el simétrico o entre iguales; en
estos últimos en que ambos trabajan, las mujeres lo que buscan es un buen
compañero. Todo puede funcionar.
- Usted
es de las personas que más sabe del amor. ¿Le ha servido para aplicárselo a sí
misma?
- No.
Me casé hace mucho y mi matrimonio duró menos de un año. He tenido 3 parejas
largas y ahora tengo otra desde hace 2 años. El amor es como un pastel de
chocolate: no vale con conocer sus ingredientes, hay que probarlo.
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