Sí,
el famoso trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ¿no?
¿Y
quién lo ha diagnosticado? ¡Un profesor de la escuela! Y los padres lo aceptan:
es tan consolador colocar una etiqueta… Pero yo juego un rato con ese niño, y…
¡es capaz de pasar 45 minutos poniendo en equilibrio una jirafita de madera,
concentrado!
¿Conclusión?
¡El
famoso TDHA no existe! Ese niño intenta llamar la atención de sus padres por
algo, está inquieto… ¡y ese algo es lo que hay que desvelar! ¡Y no drogarle
para calmarle!
¿Dice
que el TDHA no existe?
Eso
digo. A ese niño, los neuropsiquiatras le recetan la “pastillita de portarse
bien”, como la llamamos… ¡y todos contentos! Fatal.
¿Qué
pastillita es esa?
Metilfenidato,
una droga que calma al niño. Bueno… le atonta. Y crea dependencia. Y quita el
apetito. Y retrasa el crecimiento… Y… y cosas peores. ¡Eso no es curar!
¿Qué
alternativa propone?
Psicoterapia:
es más lenta, sí, ¡pero más segura! ¡Las prisas están matándonos!
¿Qué
cree que aconsejaría tío Freud?
Nos
diría: “Este niño, pobre, necesita ser escuchado”. Sí: ¡escucha a tus hijos!
Regálales tu tiempo, y no móviles, ordenadores, televisores o videojuegos… Con
todo eso… ¡y luego queremos que se concentren!
¿Algún
otro consejo de oro a padres?
Con
tus hijos, ¡juega! A tus hijos, ¡ponles límites! Y enséñales a esperar. O ellos
se buscarán otros juegos, ellos se buscarán otros límites… Y serán impacientes
con todo.
Tomo
nota, señor Freud.
Veo
padres dando iPad al chiquillo para que “no moleste” mientras llega la paella…
¡Ejerce de padre! Si te desprestigias como padre y desprestigias al
profesorado…, ¿cómo los chavales van a prestar su atención,
ese regalo que no estamos ganándonos?
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