La violación se ha vuelto endémica en el sur de África, por lo que un técnico médico llamado sonette ehlers ha desarrollado un producto que de inmediato ha llamado la atención nacional. Ehlers nunca pudo olvidar a una víctima de violación que le dijo con tristeza: “si tan sólo tuviera dientes ahí abajo”. Algún tiempo después, un hombre entró en el hospital donde trabaja Ehlers con un dolor insoportable, porque su pene estaba atrapado en la cremallera del pantalón. Ehlers fusionó esas imágenes y se acercó con un producto que llama rapex. Se asemeja a un tubo, con púas en su interior. Las mujer se lo inserta como un tampón, con un aplicador, y cualquier hombre que intente violar a la mujer se clava las púas y debe ir a una sala de emergencia para que el rapex sea eliminado. Cuando los críticos se quejaron de que era un castigo medieval, Ehlers respondió lacónicamente: “un dispositivo medieval para un acto medieval”. |
martes, 8 de abril de 2014
El último "grito" en aplicaciones
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