Hola, siento no navegar tanto por aquí cuando estoy de vacaciones. Siento es un decir, ya que es como si dejara el barco blog amarrado a puerto, mientras me dedico a los menesteres de la familia, amigos, deporte... Y a mi mismo!
Supongo que lo entendéis. A bordo siempre encuentro ese ratito de calma para escribir o copiar algo que por lo menos a mí me perezca interesante. Pero ni flotando en el mar ni pisando tierra firme me llegan las horas del día. Buena señal supongo.
Hoy quiero simplemente hablar sobre una pregunta curiosa que hablando con mi pequeña ayer me llamó mucho la atención. Nunca nadie me lo había preguntado antes. Me quedé como pensativo y admirado a la vez, de la sencillez y de como ven los niños las cosas.
Siempre comenté como muletilla al hablar sobre la vida a bordo, que aparte del trabajo y de las guardia en el puente de mando, la vida a bordo era como estar en una especie de hotel (o de trullo, jeje), y la verdad que utilicé muchas veces dicha comparación, pero nunca me preguntó nadie hasta ayer lo que ya el título de la entrada adelantaba:
"Papi, y tu barco, si es como un hotel, ¿cuántas estrellas le pondrías?"
Nota:
Seguramente mañana os cuente una historia sobre niños y barcos, y seguro que emocionante, porque ya estoy nervioso sólo de pensarlo.
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